viernes, 21 de agosto de 2015

Kafka y Hitchcock, dos genios vinculados

























Acabo de leerme El Proceso (1925), de Franz Kafka. Es una obra absurda, perturbadora, ilógica, opresiva, aterradora... Si la literatura es imaginación, Kafka es un alumno aventajado. El Proceso narra la historia de Josef K, un tipo corriente y moliente al que un día arrestan sin que él sepa por qué y que es introducido en un extraño proceso judicial. Mientras la leía no podía dejar de pensar en Alfred Hitchcock, sobre todo en la película Con la muerte en los talones (1959). Hay mucho de Kafka en el cine de Hitchcock, y mucho de El Proceso en Con la muerte en los talones. Podríamos decir que Cary Grant es un pseudo Josef K pero en otro entorno y con otras circunstancias.

Cada uno ve el mundo desde su prisma, con una visión y conclusiones diferentes. Pero son dos genios, cada uno en lo suyo,  que están vinculados y unidos por una esencia común. Ambos sumergen a sus  personajes en un caos que no entienden, que no controlan y que les asfixia. Pero mientras Kafka es cruel con ellos y sus personajes acaban siendo sepultados por un entorno que no suelen descifrar, Hitchcock, por el contrario, hace que sus héroes pongan orden y revolucionen ese entorno. En Kafka el caos general es invencible, en Hitchcock triunfa la libertad individual.

El Proceso es una novela inconclusa, eso se dice al menos. A mí no me lo parece, cuando terminé el libro tenía la sensación que había terminado una novela. Lo publicó su amigo y editor Max Brod, póstumamente, basándose, como he dicho, en un manuscrito inconcluso. Quizás mis sensaciones de haberme terminado la obra vienen propiciadas porque el final de una pesadilla es justamente cuando termina, sin importar el momento en que ocurre.


Josef K. intenta defenderse de una acusación que desconoce pero el tribunal que lo juzga es tan especial que nunca ha oído hablar de él ni de sus funcionarios. Durante el transcurso de su proceso Josef K. tendrá algunos aliados (su tío del campo, un abogado amigo de su tío) pero la sensación es que no hay nada que hacer y que el sistema es implacable. Según avanzamos vamos comprendiendo que el propio proceso al que someten a Josef K. es su verdadera sentencia.

Hitchcock primero pensó en James Stewart para el papel principal de North by North, título original intraducible al español pero bastante más sutil que Con la muerte en los talones, pero luego cambió de opinión. Stewart (con el que había trabajado en cuatro ocasiones) le llamaba por teléfono pero Hitchcock le daba largas, hasta que se cansó. Las características del personaje principal encajaban mejor con Cary Grant, otro de sus actores favoritos (con el que había trabajado en tres ocasiones): representaba mejor el ejemplo de lo que a Hitchcock le hubiera gustado ser: un hombre apuesto, elegante y de éxito con las mujeres. Roger Thornhill, el personaje que interpreta Cary Grant, un sofisticado ejecutivo de publicidad en Manhattan,  es detenido en un hotel sin saber porqué motivo ni que está ocurriendo. A partir de ahí comienza un thriller de espías y contraespías con persecuciones, aventuras y amores. Con escenas memorables como la lucha a vida o muerte de Roger Thornhill y Eve Kendall (interpretado por Eva Marie Saint, la “rubia de hielo” que Hitchcock se inventó para esta película) en las montañas Rushmore (donde están las esfinges de Licoln, Washington, Roosevelt y Jefferson, presidentes de Estados Unidos).


Una escena donde se funde magistralmente lo kafkiano y lo hitchcockiano es la mítica escena de la avioneta. Lo kafkiano adaptado al thriller de forma sublime. Hitchcock nos atrapa en una escena absurda, delirante y extraña.  Roger Thornhill baja de un autobús en un lugar semidesértico en medio de la nada. No hay música, no hay sonido, solo el sonido o el silencio del ambiente. En un contraplano, y sin subrayar, podemos observar una avioneta fumigando a lo lejos. Pasan varios vehículos por la carretera ante la decepción de nuestro elegante protagonista. Un coche aparece tras el maizal y deja a un hombre que esperará frente a Grant.  Llevamos cuatro minutos de silencio hasta el inicio de una conversación. Un dubitativo Grant decide acercarse a esa persona que ha aparecido de repente allí, en ese paisaje inhóspito en medio de la nada. Pasa de nuevo la avioneta que casi teníamos olvidada. Hitchcock juega con nosotros a dos bandas obligándonos a llevar la mirada hacia un lado y otro. El nuevo personaje le comenta que raro la avioneta que está fumigando en un sitio donde en teoría no hay nada. Llevamos seis minutos de secuencia y no ha pasado nada pero nuestros ojos no pueden despegarse de la pantalla. La avioneta cada vez es más amenazante… Una de las mejores escenas jamás rodadas en el cine.



North by North (Con la muerte en los talones) – Escena avioneta (I)



North by North (Con la muerte en los talones) – Escena avioneta (II)


Si fuera mercader cultural de lo absurdo promocionaría ambas obras como pack conjunto y divisible. En las filmotecas, llévese este libro con esta película. En las bibliotecas, llévese esta película con este libro. Da igual el orden que ejerza: puede ver primero la película y luego leerse el libro; puede leerse primero el libro y luego ver la película. Son dos obras absolutamente independientes. Dos genios, cada uno en lo suyo: Kafka en la literatura y Hitchcock en el cine; dos lenguajes diferentes. Pero están unidos por invisibles y sutiles hilos, por una esencia común; desde sus propios prismas, circunstancias y conclusiones. Asocio ambos autores, ambas obras, y me apetece ofrecértelas. 

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